lunes, 2 de noviembre de 2015

La leyenda de Popocatépetl e Iztaccíhuatl (Parte 2)

     Iztaccíhuatl se sentía devastada y sin más motivos para seguir viviendo decidió ir al templo mayor y ofrecerse como sacrificio para los dioses.
Los sacerdotes hicieron los preparativos.
Iztaccíhuatl subió la larga escalinata, en la cima de la pirámide le esperaba la muerte; se recostó en la piedra de sacrificio, el sacerdote tomó el afilado cuchillo.

     Los valientes guerreros regresaban de la batalla, pasando por la avenida principal, entre ellos venía Popocatépetl.
Popocatépetl se apartó del contingente y se dirigió a la casa de su amada; tenía una promesa que cumplir a su amor. Al llegar a la casa el rostro sorprendido de la sirvienta lo recibió y esta le explicó lo más aprisa que pudo lo que Iztaccíhuatl pensaba hacer, ―¡Corra señor!― le dijo, tal vez podía llegar a tiempo.

    Popocatépetl salió corriendo lo más rápido que sus piernas le permitían, llego al pie de la pirámide y subió corriendo pero al llegar a la cima la devastación lo esperaba; Iztaccíhuatl estaba muerta, su corazón atravesado por la daga.

M.C.B. 2015

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